Reunión del Primer Quorum de Setentas, 20 de Febrero de 1986
Hermanos, he
estado de alguna manera agobiado a medida que meditaba en esta asignación; y
cuando estaba preparado, me encontraba un poco nervioso por ella. Tengo la confianza
de que estoy entre amigos y espero que eso sea una influencia que me sustente.
Esta mañana no
tengo la intención de dar un discurso en el sentido de la palabra sobre el
Templo o la obra del Templo. Más bien, me gustaría compartir algunos sentimientos
que tuve desde el pasado mes de Abril a medida que leía y releía y me
involucraba, supongo que más que en ningún otra etapa de mi vida, en un estudio
concienzudo de las escrituras concerniente a la obra que se lleva a cabo en los
templos. Estoy agradecido a mi tutor, Presidente Hanks, que me invitó a su
oficina un par de veces el pasado Abril para recibir algunas enseñanzas que yo
necesitaba.
Lo que me
gustaría hacer esta mañana es leer con ustedes algunas escrituras y otras cosas
que he estado meditando y pensando con una perspectiva nueva y diferente que
nunca antes había tenido. En el proceso
de revisar algunas de estas, para mi beneficio espiritual, me gustaría que en
el proceso esta mañana, y si el tiempo lo permite, pudierais tener algunas de
las mismas emociones que sentí.
Me gustaría
leer algunos versículos sueltos de Doctrina y Convenios 124, y después algunas
otras cosas así como el contexto en cuanto a este asunto al que he sido
asignado. A medida que leamos estos primeros 3 versículos de la mencionada
sección; 26, 27 y 28 , si hay algunos que están preocupados sobre los gastos de
los templos, y estaba pensando sobre todo en lo que tiene que ver con su
calidad, deberíamos recordar estas palabras del Señor a los Hermanos de esa
época:
26 y enviad mensajeros veloces, sí, mensajeros escogidos, y decidles:
Venid, vosotros, con todo vuestro oro, vuestra plata, vuestras piedras
preciosas y todas vuestras antigüedades; y con todos aquellos que tengan
conocimiento de antigüedades, que quieran venir, vengan, y traigan el boj, el
abeto y el pino, junto con todos los árboles preciosos de la tierra; 27 y con
hierro, cobre, bronce, cinc y todas vuestras cosas preciosas de la tierra; y
edificad una casa a mi nombre, para que en ella more el Altísimo.
Y entonces, este soberbio pensamiento:
28 Porque no existe lugar sobre la tierra a donde él pueda venir a
restaurar otra vez lo que estaba perdido para vosotros, o lo que él ha quitado,
a saber, la plenitud del sacerdocio.
Continuando con los versículos 31 y 34:
31 Pero os mando a todos vosotros, mis santos, que me edifiquéis una
casa; y os concedo el tiempo suficiente para que me la edifiquéis... 34 porque en ella se confieren las llaves del santo
sacerdocio, a fin de que recibáis honra y gloria
A medida que avanzamos a través de esta escritura esta
mañana, querrán pensar en las palabras pertenecientes a la investidura,
comenzando con las ordenanzas iniciatoria, durante la sesión de investidura y
finalizando en el altar del Templo:
37 Además, de cierto os digo, ¿cómo podré aceptar vuestros
lavamientos, si no los efectuáis en una casa que hayáis erigido a mi nombre? 38 Porque por esta causa le mandé a Moisés que
construyera un tabernáculo, para que lo llevaran consigo por el desierto, y que
construyera una casa en la tierra de promisión, a fin de que se revelaran las
ordenanzas que habían estado ocultas desde antes que el mundo fuese. 39 Por tanto, de cierto os digo que vuestras unciones
y lavamientos, y vuestros bautismos por los muertos, y vuestras asambleas
solemnes y memoriales para vuestros sacrificios por medio de los hijos de Leví,
y para vuestros oráculos en vuestros lugares santísimos en donde recibís
conversaciones, y vuestros estatutos y juicios, para el principio de las revelaciones
y fundamento de Sión, y para la gloria, honra e investidura de todos sus
habitantes, son conferidos mediante la ordenanza de mi santa casa, que a mi
pueblo siempre se le manda construir a mi santo nombre.
Él usa el término "manda" más de un par de
veces, ya que tiene que ver con la construcción y la obra de los Templos.
40 Y de cierto os digo, edifíquese
esta casa a mi nombre, para que en ella pueda yo revelar mis ordenanzas a mi pueblo;
41 porque me propongo revelar a mi iglesia cosas que
han estado escondidas desde antes de la fundación del mundo, cosas que
pertenecen a la dispensación del cumplimiento de los tiempos.
Ahora me gustaría leerles algo que todos han leído pero
añadiré mi propio énfasis. Es una cita del History of the Church que tiene que
ver con la inauguración de la ceremonia de investidura en esta dispensación.
Como recordarán, el templo de Nauvoo no estaba terminado y no había sido
dedicado. Pero, el Profeta José Smith, sintiendo que algo iba a pasar, ya que
su propia vida estaba en peligro, decidió llamar a los Hermanos para que se
reuniesen. Este es el relato de la reunión del Miércoles, 4 de Mayo, 1842. Se
encuentra en el volumen 5, págs. 1 y 2 del History. Espero que a medida que leo,
puedan escucharlo de nuevo con oídos diferentes no solo debido a lo que él dice,
sino también lo que está implícito en lo que él dice sobre lo que ocurrió en
esa habitación ese día:
Empleé todo el día en el aposento
alto de la tienda; en mi oficina privada (así llamada porque en esa habitación
se encuentran mis escritos sagrado, la traducción
de anales antiguos y revelaciones recibidas)... en concilio con el General
James Adams, de Springfield, el Patriarca Hyrum Smith, los Obispos Newell K.
Whitney y Goerge Miller y el Presidente Brigham Young y los elderes Heber C.
Kimball y Willard Richards.
Esto es lo que hizo:
instruirlos en los principios y en
el orden del Sacerdocio, atendiendo los lavamientos, unciones, investiduras y
otorgando las llaves pertenecientes al Sacerdocio Aarónico, y así continuando
hasta el grado más alto del Sacerdocio de Melquisedec…
Ahora, pensemos en eso y en el Templo:
estableciendo el orden perteneciente al
Anciano de Días...
estableciendo, si lo deseas, el
mismo orden que Adán participó- el Anciano de Días, por supuesto, siendo Adán. Estableciendo
el orden de las cosas en las cuales Adán participó:
y todos aquellos planes y
principios los cuales cualquiera puede recibir para asegurarse la plenitud de
todas aquellas bendiciones que han sido preparadas para la Iglesia del Primogénito,
para ascender y habitar en la presencia de Elohim en los mundos eternos. En este
concilio fue instituido el orden antiguo.
Lo cual fue instituido con Adán:
de cosas por primera vez en
estos últimos días. y los mensajes que yo he dado a este consejo, fueron de
cosas espirituales, y para ser recibidas solo por los de ánimo espiritual…
Ahora, permítanme decir que es mi impresión, y por favor perdónenme que me
detenga en la mitad de algunas de esas citas, que el hombre no tiene la
capacidad para explicar la investidura a otro hombre. Pienso que eso es bueno. No
creo que el deba hacerlo. Creo que hay muchos que lo intentan, y creo que eso
es inapropiado porque como él dijo: “esas cosas solo las pueden recibir los de ánimo
espiritual”. Creo que tenemos que ser cuidadosos cuando tratamos de explicar
algunos elementos de la investidura que no han sido explicados. Analizaré mis sentimientos
un poco más tarde. Ahora, continuemos
y no hay nada que estos hombres
no sepan que no deban conocer todos los santos en los últimos días, tan pronto como
estén preparados para recibir y un lugar adecuado esté preparado para
transmitirlos, incluso al más débil de todos los santos: he aquí, dejemos a los
Santos que sean diligentes en cuanto a la construcción del templo.
y todas las casas que han sido
hechas, o las que de aquí en adelante el Señor mande construir, y esperen su
tiempo con paciencia en toda humildad, fe, perseverancia hasta el fin, sabiendo
con seguridad.
Escuchen esto, cuando piensan que lo que hicieron sí fue
dado por inspiración o no:
todas estas cosas a las que nos
referimos en este consejo se rigen siempre por el principio de la revelación.(History
of the Church Vol 5, Pág. 1-2
Tendré más que decir sobre las “imitaciones” más tarde.
Así fue que en ese entorno en Nauvoo José restauró de nuevo aquellas verdades
que habían sido presentadas a Adán cuando estuvo aquí. Aquellas investiduras
continuaron, por supuesto desde Adán hasta Noé. Una de las muestras
adicionales, para mí al menos, de la verdad de la investidura y del hecho de
que es por revelación, está contenido en el libro de Abraham. Os leeré un
versículo y luego lo comento:
Faraón, siendo un hombre justo,
estableció su reino y juzgó prudente y rectamente a su pueblo todos sus días,
tratando sinceramente de imitar el orden
que los padres establecieron en las primeras generaciones, en los días del
primer reinado patriarcal, sí, en el reinado de Adán y también de Noé, su padre,
quien lo bendijo con las bendiciones de la tierra y con las bendiciones de
sabiduría, mas lo maldijo en cuanto al sacerdocio.(Abraham 1:26)
Aquellos de ustedes que hayan visto a Ramsés II, y creo
que todos ustedes lo han visto, sabrán de las similitudes representadas en
algunos de aquellos artefactos sobre los asuntos del Templo con lo que estamos
familiarizados. Esta cita de Abraham, por supuesto, nos dice que aunque Faraón
no tenía la autoridad, pero tan preciosas habían sido las enseñanzas a estos
hermanos y hermanas de ese tiempo, que él, siendo un buen hombre, quiso
perpetuarlas. Ahora, como saben, tenemos el orden antiguo al cual estas cosas
comparten una similitud.
Hay evidencias en todo el mundo de que los antiguos
sabían algo de estas investiduras. Los templos son importantes para las
personas, y lo han sido desde los días de Adán. Lo han visto en las naciones
latinas, lo han visto en las islas, lo han visto en Asia, lo han visto por
todos lados. Lo han visto aquí en los Estados Unidos entre algunos vestigios de
las sociedades o tipos de la santa investidura, que ellos han tratado de perpetuar pero ha
sido hecho, por supuesto, sin la autoridad y sin su plenitud. Todos estos tipos
tienen como su fuente a lo que el Profeta José Smith se refirió como sagradas
enseñanzas que fueron “presentadas al Anciano de Días”.
Esa orden fue establecida en los tiempos de Adán, y fue
dada de nuevo por revelación a través del Profeta José. Y finalmente cuando
Brigham Young vino al Valle de Salt Lake City, y cuando un templo fue erigido
en Saint George, el dirigió a los hermanos, Wilford Woodruff entre el grupo, a
anotar y escribir la presentación de la investidura. Es la misma hoy, con muy
pocas modificaciones. Ahora, ellos tuvieron un lugar sagrado en el que esto
podía ser conservado y salvaguardado. Ese lugar, por supuesto, es el Templo.
Tengo un testimonio adicional de los templos y la obra
del Templo que empecé a sentir mientras estaba en el Obispado, y continúo con
la experiencia. Incluso ahora con la responsabilidad que se me ha asignado de
buscar los lugares seguros para los Templos, continuar con su compra y obtener
las aprobaciones de las agencias autorizadas para empezar su construcción, es
bajo mi punto de vista, y no lo veo como un exceso de imaginación, que tenemos
mucha más dificultad para concluir la compra, empezar la construcción y
terminar la construcción de un templo de lo que tenemos para los cientos de
capillas. Creo que eso se debe a lo que dijo Brigham Young sobre las
"campanas del infierno" que suenan cuando la obra del templo
avanza. Creo que esa es la razón, ustedes
Hermanos que presiden sobre áreas, que tenemos un tiempo de dificultad para mantener
a la gente con poder de perseverancia, si ven, tiene que ver con la obra del
Templo. Se debe a la tremenda influencia de Satanás y porque él sabe lo suficiente
sobre lo que ocurre allí.
Ahora, con este contexto, permítanme seguir con algunas
otras revelaciones, he elegido ésta en particular, Doctrina y Convenios
88, versículo 74 . Este pensamiento y directriz
se repite muchas veces pero porque es tan clara en este versículo que me
gustaría leerlo para ustedes:
Y os doy a vosotros, que sois
los primeros obreros en este último reino, el mandamiento de que os reunáis, y
de que os organicéis, os preparéis y santifiquéis; sí, purificad vuestro
corazón y limpiad vuestras manos y vuestros pies ante mí, para que yo os haga
limpios;
Por supuesto, esto es un recordatorio de que a pesar de
que hagamos todo lo que podamos hacer, Él es el único que, por medio de su
sacrificio expiatorio, nos hace limpios. Ahora con eso en mente, por favor
mantenga en suspenso lo que les acabo de leer sobre la importancia para los que
estamos aquí así como también a esos de ustedes que representan a toda la Iglesia
purificándonos, limpiándonos y santificándonos. Por un momento, permítanme
contarles algunas experiencias personales.
Durante toda mi vida se me ha enseñado sobre la obra del
Templo, en una manera apropiada, la obra que se lleva a cabo en el templo. Mi
padre y mi madre fueron obreros en el Templo de Arizona. Mi padre tenía el
poder de sellar allí y desde que era pequeño les veía ir y hacer la obra del
Templo. Y así comprendí, en algún grado creo, lo que es la obra del Templo. No
quiero minimizarlo, pero no quiero decir nada más de la obra del Templo en este
discurso.
Lo que he estado pensando desde que visité al Presidente
Hanks en su oficina es que hay algo de lo que hemos hablado muy poco en la
Iglesia y es la enseñanza del templo como lugar de adoración. Esto es en lo que
me gustaría detenerme unos minutos. La adoración en el Templo es diferente de
la obra del templo, al menos en mi manera de pensar. La adoración causa que
algo adicional ocurra dentro de aquellos que van al Templo a hacer la obra del Templo.
Os sugiero hermanos que volvamos a Doctrina y Convenios
88:74, que el proceso de purificación y santificación se acelera en el Templo
de una manera que excede a cualquier otro lugar, que yo conozca, de la tierra. Aquí,
hice un comentario hace dos o tres semanas- medio en broma medio en serio-
sobre uno de los grandes secretos mejor guardados en la Iglesia, que tiene que
ver sobre el perfeccionamiento de los santos. Hablamos de la obra misional, de
la obra por los muertos en los templos y del perfeccionamiento de los santos.
Creo que uno de los mejores secretos guardados en la Iglesia hoy es que la
participación en las ordenanzas del Templo es el aula más efectiva para el
perfeccionamiento de los santos. Es mi creencia que al participar de las
ordenanzas del templo es la experiencia más intensa de santificación, al menos,
lo es para mí. Me gustaría leerles algo, que la mayoría de nosotros hemos leído,
un extracto de un discurso maravilloso dado por el Doctor [John A.] Witsoe en el
Assembley Hall y se reimprimió en el Improvement Era en 1927. Esto es para confirmar
mis sentimientos:
Hay un sentimiento arraigado de
que los beneficios del Templo son fundamentalmente para los muertos. Eso no es
así. Mientras que los muertos, si se arrepienten, podrán mediante nuestros
esfuerzos entrar en una salvación mayor, aún la propia obra del Templo tiene un
efecto beneficioso sobre los vivos que sirven como representantes de los
muertos. Se dice también que los templos son solo para los viejos. Esto es
también una noción equivocada. Jóvenes y
ancianos se benefician igualmente de las oportunidades del servicio en el
templo.
Quizás los jóvenes en medio de
las batallas de la vida tienen más necesidad que los viejos del poder sustentador
que viene por participar en las santas actividades en el Templo. La respuesta
del espíritu del hombre a las ordenanzas de la Casa del Señor estimulan cada
poder normal y actividad y nos ayuda grandemente en el cumplimiento de nuestras
tareas diarias. Más gozo entra en la rutina diaria de la vida. La visión
espiritual llegará a ser más clara. El amor por nuestro prójimo aumentará en
nuestros corazones. La paz calmará las tempestades de la vida, y nos elevaremos
a niveles más altos de pensamientos y acciones. Con el tiempo, un mayor éxito
se alcanzará. La felicidad entre el hombre y la mujer y en el círculo familiar
aumentará grandemente. Aquellos que han recibido sus investiduras, pero que no
realizan la obra por los muertos fracasarán para recibir el alivio de sus almas
que viene por tener repetida comunión con el Espíritu de Dios tan abundantemente
manifestado en los templos.
En Doctrina y Convenios, las secciones 109 y 110 son
unos cofres de tesoros de esperanza, de instrucción y de inspiración. Los
principios enseñados en aquellas dos revelaciones o secciones, referentes a la
oración dedicatoria del Templo de Kirtland y los magníficos acontecimientos de
la semana siguiente, pueden aplicarse a cualquier templo. Creo que los principios
son los mismos, ya sea en el templo de Salt Lake, o en el de Jordan River o en
cualquiera de los templos del Señor. Ahora bien, la razón por la que siento
fuertemente que el templo es un lugar donde la purificación de las almas
aumenta en sumo grado es debido a algunas de las promesas de las secciones 109
y 110 en Doctrina y Convenios:
Porque tú sabes que hemos hecho
esta obra en medio de gran tribulación; y de nuestra pobreza hemos dado de
nuestros bienes para construir una casa a tu nombre, a fin de que el Hijo
del Hombre tenga un lugar para manifestarse a su pueblo.
para que tu gloria descanse
sobre tu pueblo y sobre ésta, tu casa, que ahora te dedicamos, a fin de que sea
santificada y consagrada, y para que tu santa presencia esté continuamente en ella;
y para que todas las personas que pasen por el umbral de la casa del
Señor sientan tu poder ..(D&C 109:5,12,13)
Ahora, hermanos, por medio de esa revelación, y que el
Profeta José Smith dijo que la oración dedicatoria era una revelación, el Señor
habla de la manifestación de Él mismo en el templo. Permítanme hablarles sobre
esas manifestaciones. Aquellos de nosotros que han empleado sus días en el
templo, y algunos de nosotros, también, han visto las manifestaciones del Señor
claramente en los ojos de los jóvenes en la pila bautismal a medida que ellos
experimentaban lo que nunca antes habían experimentado cuando el Espíritu del
Señor se les manifestó al trabajar como representantes de otra persona. Hemos
visto al Espíritu manifestarse en los altares de los templos cuando los
representantes arrodillados se han sentido sobrecogidos por la emoción al
representar a otros y sentir que el espíritu de esa persona estaba presente.
Eso no es algo que ocurra siempre, pero de cualquier manera, ocurre con frecuencia.
Hemos visto las manifestaciones en otros lugares sagrados del templo. Les voy a
contar como he sentido Sus manifestaciones desde el pasado Abril.
He tenido sentimientos que nunca antes había tenido. He
tenido un entendimiento de las cosas sagradas como nunca antes. Han venido
respuestas a mi cuando las necesitaba. Hay cosas que he sentido que no sabía
que las había sentido. He comprendido cosas que no sabía que no entendía. No
creo, como dije antes, que el hombre pueda explicar la investidura adecuadamente.
Podemos hablar sobre el proceso, pero un es poder. La investidura es un poder,
y solo puede venir a nosotros por medio de la revelación. Tenemos que sentir que
la investidura para llegar a conocer su significado.
Si pudieran enseñar al pueblo a ir al templo a adorar,
el efecto sobre ellos será milagroso. Hay un espíritu sanador en el templo que
no pueden explicar, sólo tienen que sentirlo. Este es un lugar para la revelación
personal y sabemos poco sobre eso. Es un lugar de revelación personal para la joven
pareja de recién casados así como para el Profeta. Creo que aquellos que van al
templo a adorar, están mejor preparados para resolver sus propios problemas y
contestar sus propias preguntas. Creo que aún encontraríamos obispos en la
necesidad de dar instrucciones, sí, pero no se les requeriría resolver tantos
problemas como hacen ahora porque el pueblo estaría mejor equipado
espiritualmente para recibir la inspiración de los Cielos cuando la
necesitaran. El templo es el lugar donde ese proceso de santificación tiene
lugar. El templo es el lugar, como se registra en la sección 109, versículo 15,
de Doctrina y Convenios, donde “maduramos” en el Señor. Ahora bien, crecemos en
muchos lugares, pero es allí donde maduramos en el Señor. El aprendizaje en el
Templo no se limita a los cinco sentidos. Es verdad que hay otros lugares donde
el Espíritu Santo derrama verdades sobre nosotros; pero, les aseguro que hay
una absorción del Espíritu en el templo que no hay en ningún otro lugar de la
tierra.
Tuve una experiencia hace unas semanas que me recordó lo
que le pasó al espíritu de una persona cuando absorbe la influencia del
Espíritu del Señor en el templo. Estaba yo sentado en la oficina del Presidente
Pugh de espaldas a la puerta. El Presidente Pugh es uno de los consejeros en la
presidencia del templo, y él y yo hablábamos con la puerta abierta cuando
alguien llegó a la puerta y dio un golpecito. Me giré y vi a mi tío de 92 o 93
años de edad. El se había casado con una de las hermanas de mi madre y era un
tío al que quería mucho. Cuando era joven se fue a una misión y cuando regresó
se casó en el templo. Allí fue investido y sellado a su esposa, y entonces por
varias razones, él dejó la actividad en la Iglesia.
Por 60 años este tío [mío] era tan cínico, crítico y
cascarrabias hacia la Iglesia como nadie que yo hubiera conocido. Era amoroso
con su familia, pero no podía decir nada agradable sobre la Iglesia. El pensaba,
y lo digo bromeando, que solo había dos Autoridades Generales que merecieran la
pena- una era el Elder Delbert L. Stapley, que era su compañero de golf, y el
otro era su sobrino. Así era como él se sentía.
Hace unos diez años su esposa, mi tía, murió y un par de
años más tarde se casó con una mujer que, según el dijo, era mucho más joven
que él. Ella tenía 75 años en esa época. Entonces, hace 6 o 7 años empezaron a
ir al Templo. Allí en la oficina del Presidente Pugh tenía delante a [mi] tío
que era el hombre más dulce que jamás yo haya conocido. Es un hombre que no
entiende mucho de las revelaciones, y no creo que pudiera dar un discurso sobre
ningún tema. Pero el ha tenido el proceso de santificación que ha bendecido su
vida a medida que el espíritu del templo reposaba sobre él. Ha sido limpiado
literalmente. El no sabe mucho más de que antes, pero él es diferente. Él está
listo para partir ahora. Él no cree que lo esté porque dice que tiene otras
cosas que hacer pero está listo porque, ahora, está mejor preparado.
Mi ruego, Hermanos, es que cada uno de nosotros enseñe
al pueblo la importancia de ir al templo a adorar y recibir el espíritu que hay
allí para su propia purificación, su propia santificación y su propia bendición.
Ahora, ¿les gustaría darme sugerencias de lo que debería hacer? y estoy
hablando, personalmente, a cada uno de nosotros en el Quórum y el Obispado.
¿Qué deberíamos hacer durante la experiencia en el Templo? ¿Qué deberíamos
enseñar a otros a hacer? Estas ideas no
son nuevas, pero han estado en mi mente.
Creo que es importante para nosotros que vengamos a la
casa del Señor y comprendamos el simbolismo de estar completamente vestidos de
blanco. A medida que vestimos nuestros cuerpos de blanco, deberíamos vestir
también nuestras mente y pensamientos de blanco. Dejamos fuera del templo
aquellas cosas de la vida diaria. No estoy sugiriendo que las conversaciones
que usted y yo podamos tener fuera del templo no sean buenas conversaciones;
solo estoy diciendo que en mi opinión, que hay algunas cosas de las que no
deberíamos hablar en el templo. No creo que en el Templo debamos hablar de
cacerías de ciervos, de partidos de baloncesto o de futbol o de cosas similares.
Hablemos de ellas, sí, pero no en el templo. Vestimos nuestros pensamientos y vestimos
nuestros espíritus de blanco.
Es fácil llegar a ser informales en cuanto a las cosas
sagradas. Tenemos que ser muy cuidadosos. Encuentro que esto es así entre las
Autoridades Generales así también como entre algunos estupendos obreros del
templo que han trabajado con nosotros. El Presidente Brown, lo sé, se ha
encontrado esto. Es fácil empezar a subestimar las cosas sagradas que son más
preciosas. Algunas veces es fácil llegar a ser complacientes en el templo sobre
la santidad de ese lugar y como conducimos nuestra conversación. Supongo que
todos necesitamos estar en guardia. Lo sé, lo hago.
Entonces, a medida que se presenta la investidura,
sugiero que hagamos más para involucrarnos a nosotros en la participación de
las ordenanzas iniciatorias. El Señor ha hecho promesas maravillosas en los
lavamientos, las unciones, la vestidura, y en todo lo que ocurre allí.
Necesitamos que se nos refresquen en lo que son. Y alguna vez, cuando están con
sus esposas, pueden querer hablar de ello. Sé que sólo pueden hacer eso en el
templo. No sé cuán lejos pueden o deben
llegar, pero las palabras de las promesas que ella recibe en las unciones es un
poco diferente de las nuestras. Hay algo significativo que a ella se le dice que
no se nos dice a nosotros de la misma manera.
A medida que la investidura es presentada se nos enseña
principios y maneras de vivir. Y entonces, para hacerlas importantes en
nuestras vidas, nos obligamos a ellos haciendo convenios. Durante esta parte de
la presentación, sugeriría que en lugar de memorizar la ceremonia como mucho de
nosotros hemos hecho, o en vez de ir pronunciando las palabras como si
estuviesen delante nuestra, deberíamos meditar más profundamente en las
enseñanzas que recibimos para ver lo que significa personalmente para nosotros.
Por ejemplo, podríamos preguntarnos: ¿qué es realmente la ley del Evangelio?; ¿la
estoy obedeciendo? ¿Qué he hecho recientemente para mejorar la forma en la que
guardo la ley de castidad, o la ley de obediencia o las otras leyes que he
hecho convenio de obedecer? Creo que necesitamos personalizar e interiorizar
aquellas enseñanzas cada vez que participamos de la investidura, y pensar que las
necesitamos enseñar a otros a hacer lo mismo.
Aquellos que vengan al Templo con el deseo de sentir,
aquellos que oran para que se abra su corazón, los que oren para recibir algo
que recibirán. El Señor ha hecho una promesa cuando dijo que Él mismo se
manifestará a Su pueblo. Y ha hecho una promesa aún mayor que se aplica a
ustedes, Hermanos, que estáis muy envueltos en el trabajo misional, pero
también se aplica a cualquiera que entre y salga del templo dignamente. Esta es
la promesa dada a los Hermanos del principio de esta dispensación antes de que
partieran para sus misiones; y de nuevo, digo que el principio, la enseñanza y
la promesa se aplica a todos nosotros:
Te rogamos, Padre Santo, que tus siervos
salgan de esta casa armados con tu poder…
Piensen en esto como una joven pareja de 23, 24 o 25
años que viene al templo temerosos con las pruebas de la vida, piensen en lo
que se les promete:
que tus siervos salgan de esta
casa armados con tu poder, y que tu nombre esté sobre ellos, y los rodee tu
gloria, y tus ángeles los guarden( D&C 109:22).
Esto, para mí, es una bendición magnifica para que la
reflexionemos mientras cuando abandonemos el templo.
Ahora, Hermanos, me gustaría referirme a algunas
escrituras que tienen que ver con las promesas que se nos hacen y [son] un
recordatorio de que esas ordenanzas en las que estamos participando en el
templo son los misterios de la Divinidad. Déjenme leer algunos versículos a
medida que piensas en los misterios. Esto está en la sección en D&C sección
84, versículos 19 al 22 :
19 Y este sacerdocio mayor
administra el evangelio y posee la llave de los misterios del reino, sí, la
llave del conocimiento de Dios.
21 Y sin sus
ordenanzas y la autoridad del sacerdocio, el poder de la divinidad no se
manifiesta a los hombres en la carne;
Y entonces, en Doctrina y Convenios sección 76,
versículo 114:
Pero grandes y maravillosas son
las obras del Señor y los misterios de su reino que él nos enseñó, los cuales
sobrepujan a toda comprensión en gloria, en poder y en dominio,
y recuerda esto:
115 los cuales nos mandó no escribir [noten que habían otras cosas más
de las que leemos que el profeta no podía
escribir] mientras estábamos aún
en el Espíritu, y no es lícito que el hombre los declare;
116 ni tampoco es el
hombre capaz de darlos a conocer, porque sólo se ven y se comprenden por el
poder del Santo Espíritu que Dios confiere a los que lo aman y se purifican
ante él; (D&C 76:115-115)
Entonces en Doctrina y Convenios sección 107, versículos
18 y 19:
18 El poder y la autoridad del sacerdocio mayor, o sea, el de
Melquisedec, consiste en tener las llaves de todas las bendiciones espirituales de la iglesia:
19 tener el privilegio de recibir los misterios del reino de los
cielos, ver abiertos los cielos, comunicarse con la asamblea general e iglesia
del Primogénito, y gozar de la comunión y presencia de Dios el Padre y de Jesús,
el mediador del nuevo convenio
Les digo, Hermanos, que al grado, como miembros de este Quórum.
entremos al templo dignamente, hay algunas grandes promesas que se nos hacen.
En Doctrina y Convenios 121, que todos han leído, y que todos ustedes han enseñado,
y que todos pueden citar, el Señor nos dice cómo debemos vivir. Él nos dice lo
que no debemos hacer. Nos dice lo que debemos hacer. Nos dice lo que debemos
hacer para que el proceso de purificación y santificación pueda aumentar en
nosotros. Y entonces, Él concluye esa maravillosa sección con dos versículos
que me gustaría considerar. Después de enseñarnos la manera de vivir, Él dice:
Deja también que tus entrañas se
llenen de caridad(recordad algunas de esas palabras) para con todos los
hombres, y para con los de la familia de la fe, y deja que la virtud engalane
tus pensamientos incesantemente;
Y entonces Él infiere: Ahora si has vivido en la manera
en la que os he enseñado:
entonces
tu confianza se fortalecerá en la presencia de Dios; y la doctrina del
sacerdocio destilará sobre tu alma
Hablando ahora de la doctrina de la investidura y la
doctrina de aquellas cosas que ocurren en el templo, la mayor de todas las
ordenanzas:
como
rocío del cielo.
El Espíritu Santo será tu
compañero constante, y tu cetro, un cetro inmutable de justicia y de verdad; y
tu dominio será un dominio eterno, y sin ser compelido fluirá hacia ti para
siempre jamás (D&C 121:45-46)
De esto testifico en el
nombre de Jesucristo. Amén.