El Segundo Consolador, ¿Conversando con el Señor a través del velo?

9 de julio de 2018



Básicamente, lo que expongo a continuación es una corriente que está inundando la iglesia de una relación personal por Cristo. Haciendo que no sea necesaria la iglesia ni muchas ordenanzas para poder disfrutar de una comunión apostólica con Dios. Aunque estoy de acuerdo en muchos puntos, difiero en otros y estos los explicare al final. Introduzcámonos ya en lo que usan los nuevos místicos para separarse de la iglesia y de sus ordenanzas. El texto es una traducción y es mantenido las negritas del mismo.
Las escrituras nos exhortan a tener una relación personal con Cristo. No solo saber de El, sino también conocerlo como si fuera un amigo más. Para estudiar este tipo de relación, me referiré a las siguientes fuentes: Antiguo Testamento, Nuevo Testamento, Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, Enseñanzas del Profeta José Smith (EPJS), Words of Joseph Smith (WOJS) y Lecturas de Fe (LF).
Y de cierto te digo que las condiciones de dicha ley son estas: Todos los convenios, contratos, vínculos, compromisos, juramentos, votos, prácticas, uniones, asociaciones o aspiraciones que no son hechos, ni concertados, ni sellados por el Santo Espíritu de la promesa, así por el tiempo como por toda la eternidad, mediante el que ha sido ungido, y eso también de la manera más santa, por revelación y mandamiento, por conducto de mi ungido, a quien he nombrado sobre la tierra para tener este poder (y he nombrado a mi siervo José para que tenga este poder en los últimos días, y nunca hay más de una persona a la vez sobre la tierra a quien se confieren este poder y las llaves de este sacerdocio), ninguna eficacia, virtud o fuerza tienen en la resurrección de los muertos, ni después; porque todo contrato que no se hace con este fin termina cuando mueren los hombres. (DYC 132:7)
Todo lo que tiene que ver con nuestra salvación, aún cuando sea efectuado por un ungido, debe ser sellado por el Santo Espíritu de la Promesa para que tenga valor y eficacia cuando muramos. ¿Qué es entonces el Santo Espíritu de la Promesa? Según los líderes es el Espíritu Santo. Pero, ¿qué dicen las Escrituras?:
Por tanto, ahora os envío a vosotros, mis amigos, otro Consolador, el Santo Espíritu de la promesa, para que permanezca en vuestros corazones; y este otro Consolador es el mismo que prometí a mis discípulos, según se halla escrito en el testimonio de Juan. Este Consolador es la promesa que os doy de vida eterna, sí, la gloria del reino celestial; y esta gloria es la de la iglesia del Primogénito, sí, de Dios, el más santo de todos, mediante Jesucristo su Hijo… (DyC 88:3-5)
Una lectura natural de esos versículos explica que el Santo Espíritu de la Promesa es el otro Consolador que da la promesa de vida eterna a los hombres.
Veamos a quien se refería Juan con ese otro Consolador:
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al que el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poquito, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
Para ver con claridad de que Cristo está refiriéndose a si mismo como el Espíritu de verdad, leamos DyC 93:26:
El Espíritu de verdad es de Dios. Yo soy el Espíritu de verdad, y Juan dio testimonio de mí, diciendo: Él recibió la plenitud de la verdad, sí, aun de toda la verdad;
El Espíritu Santo es el primer Consolador y Cristo es el otro Consolador, por tanto, según DyC 88:3, también es el Santo Espíritu de la Promesa. Veamos lo que dijo José Smith después de citar Juan 14:16-23:
¿Qué, pues, es este otro Consolador? No es nada más ni menos que el Señor Jesucristo mismo; y ésta es la substancia de todo el asunto: que cuando un hombre recibiere este último Consolador, tendrá la persona de Jesucristo para atenderlo o aparecerle de cuando en cuando, y aun le manifestará al Padre, y harán morada con él, y le serán descubiertas las visiones de los cielos, y el Señor lo instruirá cara a cara y podrá alcanzar un conocimiento perfecto de los misterios del reino de Dios (EPJS 179)
¿Y qué significa el versículo 16 del Evangelio de Juan capítulo 14? Pues dejemos de nuevo que las Escrituras nos lo aclaren:
Juan 14:23. La visita del Padre y del Hijo, en este versículo, es una manifestación personal; y la idea de que el Padre y el Hijo moran en el corazón del hombre es un antiguo concepto sectario, y es falso.
La promesa de vida eterna debe venir del propio Cristo para que tenga eficacia y validez. Ni el Espíritu Santo ni ningún ungido puede tomar esa prerrogativa. Como bien explica Cristo en la sección 132, la ordenanza es hecha por un siervo ungido pero la promesa debe ser sellada por el propio Señor Jesucristo. José Smith dijo:
Nuestro pacto eterno ningún derecho nos da a las cosas eternas, a menos que nuestros hechos, contratos y todas las cosas tiendan a tal fin. Pero después de todo esto, se hace necesario confirmar nuestra vocación y elección. Si este mandamiento fue tan apremiante para aquellos a quienes se dió, cuanto más para los de la generación actual. (EPJS 373)
Podemos hacer todos los convenios y pactos eternos que queramos, pero para que tengan validez deben ser confirmados por nuestra vocación y elección. Principalmente todo tiene que ver con el conocimiento de las promesas de Cristo hacia cada uno de nosotros… (EPJS 373)
Ahora vamos al secreto y la llave principal. Aunque oyesen la voz de Dios y supiesen que Jesús era el Hijo de Dios, esto no sería evidencia de que su elección y vocación había sido hecha firme, ni que tendrían parte con Cristo y serían coherederos con El. Así pues, buscarían esa palabra profética más permanente de que habían sido ligados en los cielos, y que tenían la promesa de vida eterna en el reino de Dios. Y habiéndoles sido confirmada esta promesa, era como un ancla para el alma, firme y segura. Aunque retumbaran los truenos, y deslumbraran los relámpagos, y rugieran los terremotos, y los rodearan las guerras, aún así, esta esperanza y conocimiento sostendrían sus almas en toda ocasión de pruebas, angustias y tribulación. De manera que el conocimiento, mediante nuestro Señor y Salvador Jesucristo, es la llave maestra que abre las glorias y misterios del reino de los cielos. (EPJS 363)
El hombre no puede ser salvo sino al paso que adquiere conocimiento, porque si no obtiene conocimiento, algún poder maligno lo dominará en el otro mundo; porque los espíritus malos tendrán más conocimiento y, por consiguiente, más poder que muchos de los hombres que se hallan en el mundo. De modo que se precisa la revelación para que nos ayude y nos dé conocimiento de las cosas de Dios. (EPJS 264)
Nunca deberíamos temer de adquirir conocimiento, pero sí de la ignorancia. Como se ha detallado, la palabra profética más segura es que el mismísimo Cristo te prometa que tienes parte con Él en su reino. La declaración de un ángel u otro mensajero celestial o terrestre no tiene ningún valor. Cristo debe declararte sellado en los cielos y darte la promesa de vida eterna.
…Una cosa es recibir conocimiento por la voz de Dios (este es mi Hijo amado &c) y otra es saber por ti mismo que serás salvo, el tener una promesa positiva de tu propia salvación es hacer tu vocación y elección seguros, a saber, la voz de Jesús diciéndote que mi amado tendrás la vida eterna. Hermanos nunca dejen de esforzarse hasta que obtengan esa prueba. Presten atención, ahora como luego para obtener la palabra profética más segura. (WOJS 208)
Tercero y último es como hacer nuestro vocación y elección seguros. Es que obtenga una promesa de Dios de que tendré vida Eterna. Esto es la palabra profética más segura. (WOJS 209)
¿Y qué recibirán los otros que no obran fielmente y permanecen hasta el fin? Dejamos que tales busquen sus propias promesas, si acaso las hay para ellos; y si las hay, ojalá les aprovechen, porque el Señor dice que todo hombre recibirá de acuerdo con sus obras. Meditad por un momento, hermanos, y preguntaos si os consideraríais dignos de sentaros en la boda con Pablo y otros como él, si no hubieseis sido fieles. Si no habéis peleado la buena batalla y guardado la fe, ¿qué esperáis recibir? ¿Tenéis la promesa de recibir de la mano del Señor una corona de justicia con la Iglesia del Primogénito? Por esto, pues, entendemos que Pablo basaba su esperanza en Cristo, porque había guardado la fe y amaba su venida, y había recibido la promesa de recibir de su mano una corona de justicia. EPJS 70
En vano, las personas se imaginan a si mismas como herederos o que pueden ser herederos con aquellos que lo han ofrecido todo en sacrificio y así obtener la fe en Dios y su favor para conseguir la vida eterna. A menos que ellos le ofrezcan el mismo sacrificio y a través de esa ofrenda obtener el conocimiento de que ellos son aceptados por él (LF 6:8)
Os digo que en aquel día sabréis que no podéis ser salvos; porque nadie puede ser salvo a menos que sus vestidos hayan sido lavados hasta quedar blancos; sí, sus vestidos deben ser purificados hasta quedar limpios de toda mancha, mediante la sangre de aquel de quien nuestros padres han hablado, el cual habrá de venir para redimir a su pueblo de sus pecados. Y os pregunto ahora, hermanos míos: ¿Cómo se sentirá cualquiera de vosotros, si comparecéis ante el tribunal de Dios, con vuestros vestidos manchados de sangre y de toda clase de inmundicia? He aquí, ¿qué testificarán todas estas cosas contra vosotros? He aquí, ¿no testificarán que sois asesinos, sí, y también que sois culpables de todo género de iniquidades? He aquí, hermanos míos, ¿suponéis que semejante ser pueda tener un lugar donde sentarse en el reino de Dios, con Abraham, con Isaac, y con Jacob, y también todos los santos profetas, cuyos vestidos están limpios y se hallan sin mancha, puros y blancos? Os digo que no; y a menos que hagáis a nuestro Creador embustero desde el principio, o penséis que ha mentido desde el principio, no podéis suponer que tales seres puedan hallar lugar en el reino de los cielos; sino que serán echados fuera, porque son hijos del reino del diablo. Alma 5:21-25
Indudablemente vosotros estaréis de acuerdo con nosotros, y diréis que no tenéis derecho de reclamar lo que se prometió a los habitantes antes del diluvio; que no podéis fundar vuestra esperanza de la salvación en la obediencia de los hijos de Israel cuando viajaban en el desierto, ni podéis creer que las bendiciones pronunciadas por los apóstoles sobre las iglesias de Cristo hacen mil ochocientos años eran para vosotros. Además, si las bendiciones de otros no son vuestras, sus maldiciones tampoco lo son; por consiguiente, así como todos los que han sido antes de vosotros, sois vuestros propios agentes, y seréis juzgados de acuerdo con vuestras obras. EPJS 7
Leer la experiencia de otros, o las revelaciones que se les dan, nunca podrá darnos una visión completa de nuestra condición y verdadera relación con Dios. El conocimiento de estas cosas, solo se puede obtener por la experiencia en esas cosas, a través de la ordenanza de Dios estipulada para ese propósito. El [José] señaló que la desilusión de la esperanza y expectativas en la resurrección sería indescriptiblemente terrible. (WOJS 253)
¿Puede un hombre, aunque sea un ungido del Señor, prometer la salvación de otro y que tenga valor después de esta vida sin que la propia voz de Dios lo selle sobre el recipiente? La respuesta es un rotundo No. En referencia al capítulo 14 de Ezequiel, José explicó a la Sociedad de Socorro en 1842 que no podemos depender de un profeta o de un hombre para que garantice nuestro progreso o salvación. Mas que desaconsejar sobre la dependencia en un hombre para la salvación, José dijo que tal dependencia conduce a la oscuridad:
El presidente José Smith leyó el capítulo 14 de Ezequiel, y dijo que el Señor había declarado por el profeta que cada cual debería sostenerse por sí mismo, y no depender de ningún hombre u hombres en aquel estado de corrupción en que se hallaba la iglesia judía, y que las personas justas solamente podían salvar sus propias almas. Aplicó lo anterior al estado actual de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; declaró que, si una persona se apartaba del Señor, caería; que estaban dependiendo del Profeta, y a eso se debía que tenían ofuscada la mente, porque descuidaban los deberes que les correspondían, manifestaban envidia hacia los inocentes y atormentaban a los virtuosos con sus dardos de envidia. EPJS 288
La creencia de que se puede conocer a Cristo a través de la fe y de las Escrituras es un error. Se requiere sacrificio. Veamos lo que dijo José Smith:
Para que un hombre ofrezca todo, su carácter y reputación, su honor, su buen nombre entre los hombres, su casa, sus tierras, sus hermanos y hermanas, su esposa e hijos, y aun su vida misma considerando todas las cosas como inmundicia o escoria comparadas con la excelencia de conocer a Jesucristo requiere más que la simple creencia o suposición de que está haciendo la voluntad de Dios. Ese hombre requiere conocimiento cierto, comprendiendo que, cuando los sufrimientos terminan, él encontrará un eterno descanso y será un participante de la gloria de Dios.
Porque a menos que la persona sepa que la dirección que lleva su vida concuerda con la voluntad de Dios, sería como insultar la dignidad del Creador si esa persona dijera que, al terminar su vida mortal, iría a participar de la gloria de Dios. Pero cuando sabe por seguro que está hacienda la voluntad de Dios, su confianza de que será partícipe de la gloria de Dios también puede ser segura.  Observemos aquí que LA RELIGIÓN QUE NO DEMANDA EL SACRIFICIO ABSOLUTO DE TODO, TAMPOCO TIENE EL PODER DE PRODUCIR LA FE NECESARIA PARA VIDA Y SALVACION. Porque desde la primera etapa del hombre, la fe necesaria para gozar de vida y salvación jamás pudo ser obtenida sin el sacrificio absoluto de todo lo terrenal. Es por medio de ese sacrificio, y de ninguna otra manera, que Dios ha ordenado que los hombres gocen de vida eterna. Y es por medio del sacrificio de todo lo terrenal, que los hombres llegan a saber que están haciendo lo que es aceptable a la vista de Dios. Cuando el hombre ha sacrificado todo lo que posee en pos de la verdad, ni siquiera escatimando su vida misma, y creyendo ante Dios; que se le ha llamado a hacer tal sacrificio porque busca hacer la voluntad de Dios, ese hombre sabe, por seguro, que Dios acepta, y aceptará, su sacrificio y ofrenda, y que su búsqueda de Dios no ha sido en vano. Entonces, bajo tales circunstancias, ese hombre puede obtener la fe necesaria para obtener la vida eterna.
Es en vano que los hombres se imaginen que serán herederos, o que pueden ser herederos, con aquellos que han ofrecido todo en sacrificio, y que han obtenido fe en Dios, y han obtenido Su favor para alcanzar vida eterna---a menos que ellos también ofrezcan ante Dios el mismo sacrificio y, por ese medio, obtengan el conocimiento de que son aceptados por Dios.
Fue por su ofrenda, con sacrificio, que Abel, el primer mártir, obtuvo el conocimiento de que Dios lo aceptó. Y desde los días del justo Abel hasta el presente, el conocimiento que los hombres tienen de que son aceptados por Dios se puede obtener solamente mediante el sacrificio. Y en los Últimos Días, antes que el Señor venga, El va a juntar a los santos que han hecho convenio con El por medio del sacrificio. (Salmos 50: 3-5) "Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de él, Y tempestad poderosa le rodeará. Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo. Juntadme mis santos. Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio."
Aquellos, entonces, que sacrifican todo, tendrán el testimonio de que la dirección que lleva su vida es aceptable a la vista de Dios. Y los que tienen ese testimonio tendrán la fe para obtener vida eterna. Y por la fe podrán también perseverar hasta el fin y recibir la corona que está reservada para los que aman la venida de nuestro Señor Jesucristo. Pero los que no hacen sacrificios, no pueden gozar de esa fe, porque esa fe depende del sacrificio. Así que no pueden obtener la vida eterna, porque las revelaciones de Dios no les garantizan la autoridad para obtenerla, y sin esa garantía, la fe Todos los santos de quien sabemos, en todas las revelaciones de Dios que conocemos, obtuvieron el conocimiento de su aceptación en la vista de Dios por medio del sacrificio que le ofrecieron. Y por medio del conocimiento así obtenido, su fe se fortaleció para obtener la promesa de vida eterna, y para perseverar como si viendo al Que es invisible. Y, por fe, pudieron combatir los poderes de tinieblas, contender contra adversarios fraudulentos, vencer al mundo y obtener el propósito de su fe, es decir, la salvación de sus almas no puede existir.
Pero quienes no han ofrecido tal sacrificio a Dios, no pueden saber si la dirección que llevan en la vida es aceptable a Su vista. Porque crean lo que crean, su creencia está llena de duda e incertidumbre, y donde hay duda o incertidumbre, no hay fe ni puede haberla. Porque la duda y la fe no existen en la misma persona al mismo tiempo. Así que los que dudan y temen no puedan tener confianza firme. Y donde no hay confianza firme, la fe es débil. Y donde la fe es débil, los hombres no pueden contender contra toda la oposición, las tribulaciones y aflicciones que van a tener que enfrentar para poder ser herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús. Y desfallecerán de mente, y el adversario tendrá poder sobre ellos, y los destruirá. Este discurso es tan claro, y los hechos expuestos son tan evidentes, que se considera innecesario formular preguntas sobre su contenido. Se sugiere que el estudiante lo memorice totalmente.
Como dice el profeta José Smith, no es suficiente con hacer un convenio de sacrificio como se hace en los templos en la actualidad. Debemos observar nuestros convenios por sacrificio y no solo hacer un convenio a sacrificar.
De cierto os digo, que todos los que de entre ellos saben que su corazón es sincero y está quebrantado, y su espíritu es contrito, y están dispuestos a cumplir sus convenios con sacrificio, sí, cualquier sacrificio que yo, el Señor, mandare, estos son aceptados por mí. (D&C 97:8)
Y en los Últimos Días, antes que el Señor venga, El va a juntar a los santos que han hecho convenio con El por medio del sacrificio. (Salmos 50: 3-5) "Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de él, Y tempestad poderosa le rodeará. Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo. Juntadme mis santos. Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio." (DF 6:9)
¿Cómo podremos escuchar la voz de Dios testificando que somos suyos? Haciendo Su voluntad. Realizar obras poderosas en Su nombre, no es suficiente; vivir principios justos, no es suficiente; expulsar demonios y profetizar, no es suficiente. Someternos completamente a la voluntad de Dios es la única manera de escuchar esa voz que nos dará la certeza de que hemos obtenido la vida eterna. Mateo lo deja bien claro:
 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21-23)
El Señor obra con Sus hijos según su nivel de progresión de cada uno. Una persona puede estar en posición de recibir una asignación/sacrificio del Señor que puede ser muy diferente de la recibida por otra persona y aparentemente en contradicción con creencias / tradiciones anteriores, e incluso políticas de la iglesia, procedimientos y mandamientos en general. Este "extraño acto" del Señor, siempre está en acción entre los justos "a fin de que los hombres disciernan a los justos de los malos" (D. y C. 101: 95).
Evidencias de que el Señor pide sacrificios específicos de hijos individuales, cada uno con su propio propósito a veces, de hecho, necesariamente diferentes del uno al otro, se encuentra en otra declaración de José:
Mas no podemos guardar todos los mandamientos si en primer lugar no los sabemos, y no podemos esperar saberlos todos, o saber más de lo que ya sabemos a menos que cumplamos o guardemos los que ya hemos recibido. Aquello que en tal o cual circunstancia es malo, puede ser, y frecuentemente es bueno en otra. Dios dijo: "No matarás." En otra ocasión, mandó: "Del todo destruirás." Este es el principio de acuerdo con el cual funciona el gobierno de los cielos: por revelaciones que se adapten a las circunstancias en que se hallaren los hijos del reino. Todo cuanto Dios requiere es justo, no importa lo que sea, aunque no podamos ver la razón por ello sino hasta mucho después que se hayan verificado los hechos. Si buscamos el reino de Dios primeramente, todas las demás cosas buenas serán añadidas. Así fue con Salomón: pidió sabiduría ante todas las cosas, y Dios se la concedió, y con ella le dio todo lo que su corazón deseaba, aun cosas que pueden tenerse por abominables entre todos aquellos que no entienden sino en parte el orden de los cielos, cosas que en realidad no eran malas porque Dios las permitió y aprobó por revelación especial. (EPJS pag 312)
Por lo tanto, tenemos que hacer Su voluntad que se nos da a través de una "revelación especial" para llevar a cabo los sacrificios necesarios.  Y esto para que podamos conocer a Cristo y estar donde Él está. Esto requiere el cumplimiento de los mandamientos que ya hemos recibido. Entonces recibiremos más mandamientos de Dios mismo, porque lo que Él requiere es correcto, y no recibiremos más hasta que hayamos cumplido los mandamientos que se nos han dado.  Nefi enseñó este principio/doctrina en 2 Nefi 31-32, especialmente en el capítulo 32 vers 4-6;
Por tanto, si después de haber hablado yo estas palabras, no podéis entenderlas, será porque no pedís ni llamáis; así que no sois llevados a la luz, sino que debéis perecer en las tinieblas. Porque he aquí, os digo otra vez, que, si entráis por la senda y recibís el Espíritu Santo, él os mostrará todas las cosas que debéis hacer. He aquí, esta es la doctrina de Cristo, y no se dará otra doctrina sino hasta después que él se os manifieste en la carne. Y cuando se os manifieste en la carne, las cosas que él os diga os esforzaréis por cumplir.
No hay otra condición por la que se pueda obtener la vida eterna. El mismo Cristo nos lo dice en Juan 17;3 que las condiciones de la vida eterna requiere conocerle.
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

De las escrituras que hemos visto anteriormente, podemos saber con certeza que este conocimiento no es en cuanto a hechos o atributos espirituales generales o características de Dios, sino a conocerlo personalmente. Y nuevamente Cristo nos menciona este requisito para recibamos Su testimonio de nuestra salvación en D&C. 76:74, 82. Si no lo recibimos, solo podemos obtener los reinos terrestre o telestial:
…quienes [personas del reino terrestre] no recibieron el testimonio de Jesús en la carne, más después lo recibieron. […] Estos [ personas del reino telestial] son los que no recibieron el evangelio de Cristo ni el testimonio de Jesús.
Cristo da testimonio a Sus siervos, de su salvación. Este testimonio a ellos es la palabra profética más segura, también llamada el "espíritu de profecía" (véase D&C 131: 5). Apocalipsis 19:10 nos dice que el "testimonio de Jesús es el Espíritu de Profecía". Joseph Smith aclaró:
Muchas de las sectas gritan: Oh tengo el testimonio de Jesús, tengo el espíritu de Dios pero fuera con Pepe Smith que dice que es un Profeta, pero no hay Profetas ni revelaciones en los últimos días; Pero… un momento señor, Juan, el de Apocalipsis dice que el testimonio de Jesús es el espíritu de Profecía. Entonces, por tu propia boca estás condenado. (PJS p. 214)
La confusión sobre lo que podría referirse este "testimonio de Jesús" es evidente para algunos, que afirman, que tener un testimonio de que Jesús es el Cristo, equivale a tener el espíritu de profecía, y así todos los que tienen un testimonio de la divinidad de Jesús, son por lo tanto profetas porque tienen el espíritu de profecía. Esta creencia errónea es clarificada por Joseph Smith con su declaración de que el testimonio de Jesús no es tu testimonio de Él, sino Su testimonio para ti de que tienes vida eterna:
Pedro estaba escribiendo a los que tenían una tan preciada como la de los Primeros Apóstoles, para ser sellados con el Espíritu Santo de la promesa que es el testimonio de Jesús. (PJS p.209)
Una vez que hemos guardado Sus mandamientos y sacrificado lo que Él nos ha pedido, ¿cómo sabemos si "conocemos" a Cristo? Al testificar de Él. ¿Cómo sabemos si somos testigos de Cristo? Cristo nos dice lo que significa ser un testigo de su resurrección en 3 Ne 11: 14-17:
Levantaos y venid a mí, para que metáis vuestras manos en mi costado, y para que también palpéis las marcas de los clavos en mis manos y en mis pies, a fin de que sepáis que soy el Dios de Israel, y el Dios de toda la tierra, y que he sido muerto por los pecados del mundo. Y aconteció que los de la multitud se adelantaron y metieron las manos en su costado, y palparon las marcas de los clavos en sus manos y en sus pies; y esto hicieron, yendo uno por uno, hasta que todos hubieron llegado; y vieron con los ojos y palparon con las manos, y supieron con certeza, y dieron testimonio de que era él, de quien habían escrito los profetas que había de venir. Y cuando todos hubieron ido y comprobado por sí mismos, exclamaron a una voz, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito sea el nombre del Más Alto Dios! Y cayeron a los pies de Jesús, y lo adoraron.
Esto es lo que significa conocer a Cristo. Palpar las cicatrices de los clavos, ver con nuestros ojos y saber con seguridad de que Él es Cristo. No podemos ser salvos bajo el principio de saber sobre él. Más bien, debemos conocerlo como conocemos a nuestros propios familiares aquí en la tierra. Y no solo tenemos que conocerlo, tenemos que hacer Su voluntad y la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos. Tenemos que recibir a Cristo, el segundo consolador, si deseamos estar donde Él está. Como José Smith enseñó:
…para que cualquier parte de la familia humana sea salva, debe ser semejante a Cristo y Su Padre; y ser diferente a ellos significa ser destruido; y con esta bisagra gira la puerta de la salvación. Entonces, ¿Quién no puede ver que la salvación es el efecto de la fe? (LF 7:16)
Si no somos como Cristo, el gran prototipo del hombre salvo, ¿cómo podemos esperar estar donde Él está? Hemos visto que es vano imaginar que podemos ser herederos con Él si no hemos ofrecido todo nuestro sacrificio. Estaríamos insultando al Creador de todas las cosas, y llamándolo mentiroso, por proponerle que podemos ser salvos con cualquier otro principio que el de ser como Él y oír Su voz declarándonos el don de la vida eterna. Moroni reiteró la verdad de que no recibiremos Cristo a menos que nos hayamos purificado como Él es, y el nivel que tenemos que alcanzar para verle como Él es:
Por consiguiente, amados hermanos míos, pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que él ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo; para que lleguéis a ser hijos de Dios; para que cuando él aparezca, seamos semejantes a él, porque lo veremos tal como es; para que tengamos esta esperanza; para que seamos purificados, así como él es puro. Amén. (Moroni 7:48)

Si han leído bien, para nada menciona las ordenanzas del templo como paso previo obligatorio para recibir la revelación de Dios. Todo se deja en un misticismo en la que la persona solo con su fe, sacrificio y expiación de Cristo ya puede recibir de ÉL la promesa de vida eterna sin ningún intermediario humano. Esto es peligrosísimo porque nuestra naturaleza carnal nos hace ver que somos buenos y que nos merecemos todo. No solo hay he leído docenas de “testimonios” de personas que ya han recibido esa voz de Jesús que hasta por Facebook me encontré con un hermano obrero del templo de las Vegas que hasta ya había recibido el segundo consolador. Esto pasa cuando se nos deja ser nuestro propio agente, se nos da la mano y agarramos el brazo. Obviamente, estoy de acuerdo en una relación personal de Cristo pero no es solo algo místico sino se necesita a Su iglesia y sus ordenanzas para que haya un orden y evitar tanto iluminado que hay suelto. El tener una Iglesia y ordenanzas es para evitar el desenfreno y que cada uno ya se crea exaltado y recipiente de visiones y voces. Aquellas nos ponen en orden porque Dios es un Dios de orden y no de confusión. La Iglesia cree u ensena que recibimos inspiración y revelación. Que todos tenemos ese derecho dependiendo de nuestro género, posición, membresía…. pero recordemos las palabras de Jeremías en 17:9 que dice:
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
El profeta reconoce que nuestro corazón no es de fiar y por eso en algo tan trascendental como esto, el Señor usa Su Iglesia, y ordenanzas para dar la revelación mas sagrada a sus hijos y así nos evitamos que hayan voces falsas.
Para los iluminados SUD, hay dos formas de recibir el llamamiento y elección: 1 por revelación personal y 2 por recibir la plenitud del sacerdocio en el templo y ser sellado por el Santo Espíritu de la Promesa. DyC 132: 7, 26.
Huelga decir que todos los que dicen que han recibido la promesa de la vida eterna es por el primer método y no por el segundo. Eso ya es algo sospechoso, ¿verdad? ¿Y en que se basan para dar autoridad a esa afirmación? Pues primero en las experiencias de Enos, Alma, Moroni, Pablo, Jose Smith. (Enos 27; Mosiah 26:20; Eter 12:37; 2 Tim 4:6-8; DyC 132:49)
Todos los mencionados tuvieron la promesa de vida eterna, esto me hace preguntarme que entonces los SUD que dicen que también la tienen como los profetas mencionados significan que ellos se comparan a ellos en dignidad, fidelidad, obediencia, humildad…. ¡Que arrogancia!
No caen en la cuenta de que el Señor fue revelando paso a paso las ordenanzas y doctrinas por lo que los santos del XIX cometieron muchos errores por su falta de conocimiento y entendimiento y por no haber recibido la revelación completa.
El concepto de ser sellado a vida eterna a través del sacerdocio fue enseñado y practicado en los principios de la iglesia en esta dispensación. (1) No hay ninguna indicación que apunte que el ser sellado a vida eterna es lo mismo que llamamiento y elección hecho firme hasta 1839. Jose Smith no enseño sobre el llamamiento y elección hecho firme hasta junio de 1939 cuando hablo de los dos Consoladores. Antes de ese año el concepto “llamamiento y elección” no existía, aparentemente, en la mente de los santos, aunque si el de “sellado a vida eterna” Cuando el profeta dio su discurso de los 2 consoladores, el asocio el ser sellado a vida eterna con el llamamiento y elección hecho firme como un solo y mismo acontecimiento. Jose ya había sellado a santos a vida eterna a través de la ordenanza del lavamiento de pies en 1833. Pero el no intento igualar esta ordenanza con “llamamiento y elección”.  Ni mucho menos la igualó con la “plenitud del sacerdocio” que aún quedaba varios años para ser revelada. Por lo que nos lleva a pensar que cuando fueron sellados a vida eterna, a que grado de salvación fueron sellados ya que no se recibió el conocimiento de los grados de gloria sino hasta un año después de los primeros santos sellados. Y otro problema es que la autoridad para ese tipo de sellamientos no se recibió sino hasta el 3 abril de 1836 cuando Elías el Profeta entrega sus llaves a Jose y a Oliverio. Por lo tanto, esto me hace pensar en que el Señor uso un mal entendimiento para un propósito mayor. No es la primera vez que pasa que el Señor permite que comentan errores para luego beneficiar a los santos. Un ejemplo de esto es el sellamiento de hombre a hombre que se efectuaba solo en los templos. En los que un hombre se sellaba a otro y era adoptado en su familia. Gracias a este tipo de relaciones, la iglesia organizo muchas de las primeras compañías para ir a Salt Lake City uniendo a los santos en parentela debido a este sellamiento y que fue muy beneficioso para la emigración al Oeste.
Veamos lo que dicen las Escrituras que debemos hacer para recibir la vida eterna:
20 Así que, en sus ordenanzas se manifiesta el poder de la divinidad. 21 Y sin sus ordenanzas y la autoridad del sacerdocio, el poder de la divinidad no se manifiesta a los hombres en la carne; 22 porque sin esto, ningún hombre puede ver la faz de Dios, sí, el Padre, y vivir. (2)
11 Porque ningún hombre en la carne ha visto a Dios jamás, a menos que haya sido vivificado por el Espíritu de Dios. 12 Ni puede hombre natural alguno aguantar la presencia de Dios, ni conforme a la mente carnal. 13 No podéis aguantar ahora la presencia de Dios, ni la ministración de ángeles; por consiguiente, continuad con paciencia hasta perfeccionaros. (3)
26 Mas he aquí, una terrible muerte sobreviene a los inicuos; porque mueren en cuanto a las cosas concernientes a la rectitud; pues son impuros, y nada impuro puede heredar el reino de Dios; sino que son echados fuera y consignados a participar de los frutos de sus labores o sus obras, que han sido malas; y beben los sedimentos de una amarga copa. (4)
31 porque yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia. (5)
Os digo que en aquel día sabréis que no podéis ser salvos; porque nadie puede ser salvo a menos que sus vestidos hayan sido lavados hasta quedar blancos; sí, sus vestidos deben ser purificados hasta quedar limpios de toda mancha, mediante la sangre de aquel de quien nuestros padres han hablado, el cual habrá de venir para redimir a su pueblo de sus pecados. Y os pregunto ahora, hermanos míos: ¿Cómo se sentirá cualquiera de vosotros, si comparecéis ante el tribunal de Dios, con vuestros vestidos manchados de sangre y de toda clase de inmundicia? He aquí, ¿qué testificarán todas estas cosas contra vosotros? He aquí, ¿no testificarán que sois asesinos, sí, y también que sois culpables de todo género de iniquidades? He aquí, hermanos míos, ¿suponéis que semejante ser pueda tener un lugar donde sentarse en el reino de Dios, con Abraham, con Isaac, y con Jacob, y también todos los santos profetas, cuyos vestidos están limpios y se hallan sin mancha, puros y blancos? Os digo que no; y a menos que hagáis a nuestro Creador embustero desde el principio, o penséis que ha mentido desde el principio, no podéis suponer que tales seres puedan hallar lugar en el reino de los cielos; sino que serán echados fuera, porque son hijos del reino del diablo. (6)
Después que una persona tiene fe en Cristo, se arrepiente de sus pecados, se bautiza para la remisión de ellos y recibe el Espíritu Santo (por la imposición de manos), que es el primer Consolador, entonces si continúa humillándose ante Dios, teniendo hambre y sed de justicia y viviendo de acuerdo con todas las palabras de Dios, el Señor le dirá dentro de poco: "Hijo, serás exaltado." Cuando el Señor lo haya probado en todas las cosas, y haya visto que aquel hombre está resuelto a servirlo, pase lo que pase, ese hombre verá que su vocación y elección han sido confirmadas, y entonces será suyo el privilegio de recibir el otro Consolador que el Señor ha prometido a los santos, según se halla escrito en el testimonio de S. Juan, capítulo 14, desde el versículo 12 hasta el 27. (7)
19 Y magnificamos nuestro oficio ante el Señor, tomando sobre nosotros la responsabilidad, trayendo sobre nuestra propia cabeza los pecados del pueblo si no le enseñábamos la palabra de Dios con toda diligencia; para que, trabajando con todas nuestras fuerzas, su sangre no manchara nuestros vestidos; de otro modo, su sangre caería sobre nuestros vestidos, y no seríamos hallados sin mancha en el postrer día. (8)
74 Y os doy a vosotros, que sois los primeros obreros en este último reino, el mandamiento de que os reunáis, y de que os organicéis, os preparéis y santifiquéis; sí, purificad vuestro corazón y limpiad vuestras manos y vuestros pies ante mí, para que yo os haga limpios; 75 a fin de que yo testifique a vuestro Padre, y vuestro Dios y mi Dios, que sois limpios de la sangre de esta perversa generación; para que yo cumpla esta promesa, esta grande y última promesa que os he hecho, cuando sea mi voluntad. […} 85 a fin de que sus almas escapen de la ira de Dios, la abominación desoladora que espera a los malvados, tanto en este mundo como en el venidero. De cierto os digo, continúen en la viña aquellos que no son los primeros élderes, hasta que la boca del Señor los llame, porque su tiempo no ha llegado aún; sus vestidos no están limpios de la sangre de esta generación. (9)
51 Estos son los que recibieron el testimonio de Jesús, y creyeron en su nombre, y fueron bautizados según la manera de su sepultura, siendo sepultados en el agua en su nombre; y esto de acuerdo con el mandamiento que él ha dado, 52 para que, guardando los mandamientos, fuesen lavados y limpiados de todos sus pecados, y recibiesen el Santo Espíritu por la imposición de las manos del que es ordenado y sellado para ejercer este poder; 53 y son quienes vencen por la fe, y son sellados por el Santo Espíritu de la promesa, que el Padre derrama sobre todos los que son justos y fieles. 54 Estos son los que constituyen la Iglesia del Primogénito. 55 Son aquellos en cuyas manos el Padre ha entregado todas las cosas; 56 son sacerdotes y reyes que han recibido de su plenitud y de su gloria; 57 y son sacerdotes del Altísimo, según el orden de Melquisedec, que fue según el orden de Enoc, que fue según el orden del Hijo Unigénito. (10)
Según esas Escrituras, para ser exaltado uno tiene que tener fe en Dios y arrepentirse de sus pecados, bautizarse por la debida autoridad, obtener el perdón de sus pecados y recibir el Espíritu Santo, ser ordenado al Sacerdocio de Melquisedec e ir al templo para ser lavado, ungido y vestido con el garment del Santo Sacerdocio, recibir la investidura y ser sellado a su esposa por tiempo y eternidad. Como nada impuro puede morar en el reino de Dios ni soportar su presencia, no solo tenemos que estar limpios de nuestros pecados sino también de los pecados y de la sangre de esta generación y esta limpieza se hace a través de la ordenanza del lavamiento de pies en la que ya estaremos totalmente limpios de pecado. También debemos ser ungidos y ordenados reyes y sacerdotes y ser miembros de la Iglesia de primogénito. Esto solo se consigue a través de la ordenanza de la segunda unción. Y una vez que el Señor ha visto que la persona es completamente fiel y ha sido probada en todas las cosas entonces será suyo el privilegio de que el Señor como el Santo Espíritu de la promesa selle la ordenanza de la segunda unción y le ofrezca un sitio en el reino celestial.
Todos estos santos que afirman haber recibido la promesa de Dios o bien mediante Su voz, o bien mediante Cristo en persona o incluso a través de un ángel, podremos saber que esas experiencias van en contra de las Escrituras por lo que son falsas. ¿Han sido todos ellos probados en todas las cosas, se asemejan en carácter o fidelidad a Enós, Pablo, Moroni… de los que usan para compararse con ellos, ¿no es arrogante esto? No podemos usar las experiencias del pasado cuando aún no tenían la plenitud del sacerdocio ni otras revelaciones para afirmar que como ellos YO TAMBIEN lo he recibido. El Señor hace excepciones cuando no tiene mas remedio porque aun no estaban todos los elementos necesarios sobre la tierra para hacer las cosas; pero una vez que hay templos y plenitud del sacerdocio, ya no hay escusas para escuchar voces y tener visiones a diestro y siniestro.
Solo hay que mirar a estas personas que afirman que Dios los ha escogido y compararlos con los que sabemos que sí el Señor ha escogido y veremos que entre unos y otros hay una gran diferencia en todos los aspectos. 

Notas
1 En una reunión en Febrero de 1831, Jose sello a vida eterna a varios individuos. Journal and Memoirs of Mary E. Lightner, p. 2-3; Young Women’s Journal Dec 1905, pag 556-557; Al principio del Verano de 1831 todos los miembros de la rama de Colesville fueron sellados a vida eterna según Jose Knight Sr.  En esa rama habría miembros solteros por lo que si son sellados a vida eterna significaría que serian unos dioses solteros y sabemos que eso es imposible porque para alcanzar el grado mas alto del reino celestial hay que recibir el nuevo y sempiterno convenio de matrimonio y en 1831 no existía. Todos ellos tuvieron que recibir todas las ordenanzas mencionadas anteriormente cuando fueron reveladas o recibirlas vicariamente, por lo que el ser sellados era un paso previo como puede ser el bautismo para recibir más. Esto demuestra la necesidad de las ordenanzas para recibir el llamamiento y elección. No es una bendición especial que no hace falta para la exaltación. Al contrario, todos en este estado de probación, en vida o el otro lado del velo, debe recibir para poder alcanzar la exaltación. Es posible que haya personas que por su fidelidad el Señor el haya concedido el privilegio de declararles que son sellados a vida eterna, pero eso no invalida que esa persona deba recibir TODAS las ordenanzas porque Dios no se puede contradecir y nada impuro puede morar en su presencia y la única manera de que somos puros de todo pecado es recibiendo TODAS las ordenanzas en Su casa. Como bien dice Jose Smith el escuchar esa promesa por parte de Dios es un ancla a tu alma. Claro que lo es para mejorarte y santificarte para que puedas estar preparados para recibir las dos únicas ordenanzas que no podemos pedir, sino que somos invitados, a saber el lavamiento de pies y la segunda unción.
2 DyC 84:20-22
3 DyC 67:11-13
4 Alma 40:26
5 DyC 1:31
6 Alma 5:21-25
7 Enseñanzas pag.  178
8 Jacob 1:19
9 DyC 88:74-75, 85
10 DyC 76:51-57

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